Desde que a mediados de los 90s conocí el concepto de valores organizacionales, ya había algo que no me gustaba, será que nunca entendí lo que significa esa palabra: valores. Creo que mis maestros tampoco la entendían.
Cuando entré al mundo Godín, salió peor el asunto. Menos le entendía porque nadie aplicaba esos valores en la empresas, solo estaban escritos en una bonita placa colgada en la pared de la entrada. Con mi mentalidad lineal, supuse que era importante aprendérmelos de memoria por si alguna vez en una junta me los preguntaban y tampoco.
En una escuela de inglés donde trabajaba, 2 de los valores que recuerdo eran mística y fe. ¿Mística y fe? Supongo que la intención era invocar de alguna manera al espíritu santo para ayudar a los alumnos a ser bilingües. Ya no lo sabré.
Lo que sí sé, es que hay que voltear este concepto de cabeza y escudriñar sus entrañas para que sea un verdadero impulso para tu equipo y no solo una bonita placa en la pared.
Yuban.
Deja de llamarles "valores organizacionales".