Alguna vez, un maestro nos “regañó” porque cuando cuestionó al grupo con el típico ¿Alguna pregunta?
Todos nos quedamos callados. Sin preguntas.
Aunque en ese momento no fue agradable la situación, en retrospectiva creo que tenía razón en impulsarnos a ser preguntones.
Cuando no hay preguntas la gente puede asumir:
Que no tienes interés en el tema.
Que simplemente no entendiste nada.
Que la calidad de tu pensamiento deja que desear.
Que tienes preguntas pero no te quieres evidenciar.
Quizá ninguna de las anteriores te aplique. Definitivamente me aplicaron a mí en algún momento. Entonces para no ser regañado nuevamente empecé a realizar preguntas al azar, solo para quedar bien. Tache para mí.
Afortunadamente con la experiencia, mi capacidad para hacer preguntas esenciales mejoró y con ello la calidad de mi pensamiento.
Escuchar activamente mediante la formulación de preguntas relevantes te ayudará a comprender mejor el mundo que te rodea y mejorará tu calidad de vida. ¿Te gustaría eso?
Evita las preguntas sin sentido. Aquí te dejo una pequeña guía para formularlas basadas en el trabajo de la Dra. Linda Elder y Dr. Richard Paul:
1. Cuestiona metas y propósitos. Todo pensamiento refleja una agenda o propósito. Asume que no comprendes del todo el pensar de una persona (incluyendo la tuya) hasta que entiendas la agenda detrás de todo.
¿Qué tratamos de lograr aquí?
¿Cuál es nuestra meta o tarea principal en esta línea de pensamiento?
2. Cuestiona las preguntas mismas. Todo pensamiento responde a una pregunta. Asume que no comprendes del todo una idea hasta que entiendas la pregunta de dónde salió.
No estoy seguro sobre exactamente qué pregunta hace. ¿Puede explicarla?
¿Es esta la mejor pregunta en este momento, o existe otra más importante que necesitamos enfocar?
3. Cuestiona la información, datos y experiencia. Todos los pensamientos presuponen una base de información. Asume que no comprendes del todo el pensamiento hasta que comprendas la información de trasfondo (hechos, datos, experiencias) que la apoya o la informa.
¿Cómo sabemos que esta información es precisa? ¿Cómo la podemos verificar?
¿Hemos dejado de considerar alguna información o datos que necesitamos considerar?
4. Cuestiona inferencias y conclusiones. Todo el pensamiento requiere trazar inferencias, llegar a conclusiones, crear el significado. Asume que no comprendes del todo un pensamiento hasta que comprendas las inferencias que lo han formado.
¿Cómo llegó a esa conclusión? ¿Puede explicar su razonamiento?
¿Existe una conclusión alterna que sea posible?
5. Cuestiona conceptos e ideas. Todo pensamiento conlleva la aplicación de conceptos. Asume que no comprendes del todo un pensamiento hasta que comprendas los conceptos que lo definen y le dan forma.
¿Estamos usando el concepto apropiado o necesitamos reconceptualizar el problema?
¿Necesitamos más hechos o necesitamos repensar cómo calificamos los hechos?
6. Cuestiona suposiciones. Todo pensamiento recae en las suposiciones. Asume que no comprendes del todo un pensamiento hasta que comprendas lo que estás dando por hecho.
¿Exactamente qué se están dando por hecho aquí?
¿Por qué presume eso? Por otro lado, ¿no debemos presumir que...?
7. Cuestiona implicaciones y consecuencias. Todo el pensamiento va dirigido hacia una dirección. No tan sólo comienza en un lugar (en las suposiciones), sino que también va hacia un lugar (tiene implicaciones y consecuencias). Asume que no comprendes del todo un pensamiento hasta que comprendas las implicaciones y consecuencias más importantes que le siguen.
¿Qué implica usted cuando dice...?
Si hacemos esto, ¿probablemente qué ocurra como resultado?
8. Cuestiona puntos de vista y perspectivas. Todo pensamiento toma lugar dentro de un punto de vista o un marco de referencia. Asume que no comprendes del todo un pensamiento hasta que comprendas el punto de vista o marco de referencia que lo coloca en un mapa intelectual.
¿Desde qué punto de vista miramos esto?
¿Existe otro punto de vista que debemos considerar?
Practícalas en todo momento:
→ Cuando leas una nota en el periódico.
→ Cuando leas un artículo.
→ Cuando veas tu serie favorita.
→ En tus reuniones de trabajo.
→ Con tus amigos. (Con prudencia, no queremos ser pedantes ¿cierto?)
La práctica constante será tu mejor aliada.
Sigo en este camino del arte de hacer preguntas esenciales. Creo que esta es una buena guía.
¿Alguna pregunta? ;-)
¡Hasta el próximo miércoles!
- Yuban González