A menudo, idealizamos la innovación como un momento de revelación, un instante de '¡Eureka!' donde, tras leer, investigar y reflexionar, llega la gran idea.
Contrario a lo que muchas veces se piensa, muchas innovaciones “revolucionarias” no surgen de la nada, sino que resultan de la integración o fusión de componentes ya existentes.
El mérito radica en la visión del emprendedor para identificar cuáles componentes utilizar y cómo combinarlos.
Tomemos como ejemplo el iPhone. La pantalla táctil, el internet, los teléfonos celulares y los reproductores de música ya existían, por lo que no surgió exactamente de la nada.
Del mismo modo, el avión moderno no requirió inventar las alas, las ruedas o los motores, sino integrarlos magistralmente con otras creaciones necesarias.
Caer en este mito de que la innovación surge de la nada, sofoca tu creatividad al limitar la percepción de la innovación a estándares inalcanzables. La innovación a través de la integración de "tecnologías de componentes" impulsa la creatividad y fomenta la experimentación. Por ejemplo:
Puedes usar redes sociales, Zoom, WhatsApp, correo electrónico y página web para crear un curso nuevo.
Un chef utiliza los mismos ingredientes en diferentes combinaciones para crear platillos novedosos, no necesita inventar un nuevo tipo de cebolla cada vez que busca innovar.
No pretendo sobresimplificar la innovación. Reconozco que, por diversas razones obvias, no sería posible para mí ser el creador del iPhone o dirigir una empresa del calibre de SpaceX, sin embargo, al comprender la importancia de la integración de componentes en la innovación, podemos abrirnos a nuevas ideas y creatividad, incluso si no alcanzamos las alturas de estos gigantes de la industria.
¿Qué diferentes componentes que no hayas considerado, puedes integrar a tu proyecto para crear algo nuevo?
No siempre hay que reinventar la rueda. Solo mezclarla.
¡Hasta la próxima!
Yuban González