Caso #1
Recientemente hablé por teléfono a una aseguradora reconocida para cotizar uno de sus productos.
Muy amablemente me resolvieron dudas y me dieron precio.
Les dije que lo iba a analizar y colgamos.
El asunto es que nunca me pidieron nombre, número ni correo electrónico.
Entré a su embudo de ventas y no tienen idea de quien soy ni como darme seguimiento.
La verdad ya ni recuerdo cuál era.
Caso #2
Recientemente despedí a una firma de abogados que me estaba llevando un caso. Eran inexpertos, poco minuciosos y no estaban resolviendo mi asunto.
Busqué a otro abogado al que años atrás había hecho una consulta sin contratarlo. Al verlo de nuevo y revisar las fallas en el proceso me dijo: “¡¿Por qué no me llamaste antes?!“
La verdad es que no lo recordaba.
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Siempre busca la forma de estar en contacto con tu público. Con tus clientes y prospectos.
Esto aplica tanto para negocios transaccionales como relacionales, aunque los relacionales suelen tener más frecuente el problema de “¡Uy! ¡que milagro licenciada hace tanto que no la veía!”
Los negocios transaccionales tiene ciclos de recompra largos como venta de casas, muebles, hospedaje, etc.
Los relacionales tiene ciclos de recompra corto e inmediato como una papelería, farmacia, lavandería, panadería, etc.
¿Por qué ya no te han comprado?
¿Por qué no han regresado?
¿Qué no te han dicho?
¿Alguna promoción específica que les quieras hacer llegar?
¿Hay algo más en lo que les puedas ayudar?
→ ¿Puedes tú en cualquier momento contactar a un prospecto/cliente en particular sin tener que esperar a que éste te contacte primero?
→ Y lo obvio ¿Tienes sus datos de contacto?
Si respondes NO a una o ambas, tienes trabajo por hacer.
Es un poco de lo que intento hacer aquí con esta newsletter. Mi objetivo principal es encontrar formas de aportarte valor y estar en contacto contigo.
De paso si tienes algún apuro en tu empresa y ocupas ayuda, me recuerdes ;-)
¡Hasta la próxima!
- Yuban González