Ser bruja es aspiracional.
En mis tiempos de adolescencia estaba de moda ser fresa.
Fresa, así se decía.
Si querías ser parte del club, tenías que hablar como si trajeras una papa en la boca, había un código de vestir que incluía manga larga e ibas a las discos de moda.
Si estas en tus tempranos veintes no me vas a entender no te preocupes. Solo te cuento que así era.
Ahora en muchas partes lo de moda, es andar con el brazo tatuado, traer troca y fingir que vienes de rancho. Es una mezcla muy curiosa, si me preguntas.
¿Sabes qué otra cosa es curiosa?
Que ahora la definición de bruja es sinónimo de empoderamiento femenino.
Y claro, con eso te venden libros y series y cursos y así.
Pero deja te digo una cosa: las brujas que yo recuerdo son verdes, con lunares feos, narizonas, vuelan con escoba y guisan niños para almorzar. Y claro, con eso te vendían libros y series y kits de bruja y así.
Ayer, lo in era ser fresa, hoy lo es ser buchón, y mañana será otra cosa.
Pudiéramos decir que la lección es que somos muy susceptibles tanto en lo individual como en lo colectivo, a las narrativas que empujan los que tienen poder de influencia sobre nosotros. Eso incluye tus padres, maestros, influencers en redes sociales, políticos, marcas, productores de cine, etc.
Pero hay otra lección. ¿Qué tal si nos ponemos del otro lado?
No del lado del receptor sino del creador.
El lado del que es capaz de influenciar a los demás con el carisma que le da una marca personal fuerte, poderosa y atractiva.
Ok, igual no será fácil redefinir el concepto que la gente tiene sobre el grinch o que ser godín ahora es aspiracional, pero si es factible empujar ideas a la gente que está dispuesta a escuchar.
Así como lo hago contigo en este momento.
No estoy hablando de manipulación en el sentido de engañar o aprovecharse de los demás. Si estamos siendo honestos, todos estamos influyendo en los demás a cada rato. Pero hacerlo a escala es otro nivel.
Las tendencias o modas no suelen aparecer de la nada. Se instalan poco a poco en nuestra consciencia colectiva por medio de libros, en series, en artículos, en películas, hasta que un día nos despertamos y creemos que siempre ha sido así. Como en el caso de las brujas cuyo nuevo concepto se fue colando con series como Sabrina, the teenage witch, con libros y películas como las de Harry Potter, etc.
Tu área de influencia no será mundial de golpe, entonces vamos a llamarle de inicio tu micro-área de influencia. Algo más manejable para tu cerebro y su techo de cristal.
Y la forma de lograrlo es a través de tu marca personal.
Pero no una sin rostro como en las reuniones de zoom donde no prendes tu cámara. Necesitas exponerte y ser reconocible.
El mundo te premiará si eres reconocible, aunque estés feo.
No es broma.
Ni te estoy acusando de llegar tarde a la repartición de belleza.
Reconocimiento > carita.
No sé cuando estés leyendo esto, pero siempre es buen momento para trabajar tu marca personal: la última línea de defensa humana contra los embates de la inteligencia artificial.
- Yuban.