Rompe la fuerza de gravedad que te ancla a la pobreza.
Cómo alcanzar velocidad de escape. Parte 1.
Siempre me gustó el espacio exterior.
Me gusta aprender sobre agujeros negros, nebulosas y planetas, de los cuales Saturno es mi favorito; hay algo en esos anillos que me es fascinante. Si pudiera visitar algún planeta, iría ahí.
Así que tenme paciencia mientras intento explicar la ciencia más básica de cómo es que un cohete sale al espacio como metáfora para que salgas de la pobreza.
Un cohete lanzado al espacio en línea recta hacia arriba, necesita una velocidad increíble de al menos 11.2 km por segundo o 40,320 km por hora porque de otra forma, la fuerza gravitacional de la tierra hará que no logre salir hacia el espacio; lo estaría “jalando” de regreso, por así decirlo. Entonces necesita alcanzar esto que se llama velocidad de escape: una aceleración increíble que no haya fuerza que lo detenga.
Los lanzamientos en realidad son más complicados pero creo que el punto queda claro.
El asunto es que si estás buscando escapar de tu situación financiera actual, necesitas al igual que un cohete lanzado al espacio, alcanzar velocidad de escape porque la fuerza de gravedad que te ancla a tu situación actual es muy fuerte. Y como ya te has dado cuenta, un mero deseo ferviente por ganarte la lotería y decretar riqueza no es suficiente. ¿Qué es esta fuerza de gravedad de la pobreza que te mantiene anclado a tu situación actual?
- Tus malos hábitos financieros.
- Tus miedos y paradigmas respecto al dinero.
- Tu desconocimiento respecto a los factores que crean riqueza en tu vida.
- Tu entorno cercano (amigos, compañeros y familia) en la misma situación que tú.
No es fácil decirles adiós a aquellos amigos de la adolescencia con los que vivimos nuestras primeras experiencias de vida pero cuyas relaciones ya no nos aportan nada sino todo lo contrario, por ello, escuchar podcasts de finanzas personales aquí y allá o leyendo Padre rico padre pobre que te regalaron la navidad pasada, no serán suficiente para alcanzar velocidad de escape y volar en mejores cielos. Ni siquiera leyendo este artículo.
Si fuera así de sencillo casi todos estaríamos nadando en la abundancia.
No es suficiente porque llevas tanto tiempo creyendo en lo que crees y rodeado de escasez que defiendes ese estilo de vida como si de tu propia supervivencia se tratara.
No es fácil reprogramarnos. No cualquiera está dispuesto al dolor del cambio y ajuste de actitud que se requiere para dejar atrás las viejas ideas que ya no le sirven. Y tampoco estamos dispuestos a modificar nuestros hábitos y comodidades para lograrlo. Queremos mucho dinero pero manteniendo nuestro estilo de vida con el que ya nos identificamos y nuestros paradigmas intactos.
Cambiar lleva tiempo y el tiempo se acaba. Nuestro paso por este mundo es muy corto así que más vale empezar hoy. ¿Cómo?
Primero entendiendo que lo que necesitas es un cambio de mentalidad. Las ideas que te trajeron hasta el punto en dónde estás y con el cual estás inconforme, no son las que te van ayudar a salir de ahí.
Las ideas que te trajeron hasta el punto en dónde estás y con el cual estás inconforme, no son las que te van ayudar a salir de ahí.
Entonces la primera pobreza que hay que vencer es la pobreza mental.
Recientemente, una asistente a un curso sobre finanzas personales decía orgullosa que ya era la 3ª vez que asistía al curso de este empresario, aludiendo a que le gustan los temas y conectar con gente "pro". Yo creo que es un pretexto para no hacer lo que tiene que hacer, por lo que sigue buscando validación y apoyo con gente que está en su mismo nivel. Porque ellos “la entienden”. Aun no se da cuenta de esto y piensa que está ejecutando cuando lo único que está haciendo es aplazando su progreso.
Muchas ideas preconcebidas que tenemos sobre cosas como el dinero, el matrimonio o la vida en general, no están flotando en la superficie de la consciencia sino arraigadas muy profundas en el subconsciente y reforzadas por el pensamiento de masa – una fuerza de gravedad increíblemente poderosa. ¿Cuál es ese pensamiento de masa?
El que hace que la gente se desborde por un partido de futbol o un candidato político.
El que hace emocionante buscar empleos donde te la puedes llevar leve.
El que hace disfrazar tu baja autoestima con elementos de status como el nuevo iPhone, tenis Nike o una nueva camioneta a 72 mensualidades.
El que te mantiene anclado a tu celular consumiendo contenido en lugar de generarlo.
El que te hace pensar en crisis, en escasez, en dificultades.
El que te hace pensar que si tienes dinero pierdes tu alma. O algo así.
Ese pensamiento además, es el que hace que romanticemos la pobreza: “más vale pobre pero honrado”, “admiro a la gente que sale a esforzarse cada día para llevar un poco de pan a su casa”.
Y nos hace despreciar aquello en lo que decimos nos queremos convertir: “seguro se hizo millonario por no pagar impuestos”, “algo chueco ha de andar haciendo para ganar tanto dinero”. Este estigma asociado con la riqueza te puede llevar a despreciar el éxito financiero de otros, lo que dificulta aún más el cambio de mentalidad necesario para alcanzar la tan deseada libertad financiera.
Salir de la pobreza es un viaje lejos de casa. Es incómodo. Necesitas un cambio radical de pensamiento y acción.
Te darás cuenta que estás en el camino correcto cuando la gente a tu alrededor note en ti un cambio de actitud. Te empezarán a decir mamón u otras linduras como esa. Que cambiaste mucho. Y sobre todo, ese cambio lo notarás tú:
- Cuando prefieras salir a correr en lugar de emborracharte, si es tu caso. O porque cada vez se te antoja menos ese cigarro después de comer.
- Cuando leas con voracidad un domingo por la mañana cuando todos aun duermen.
- Cuando te deje de importar si ya viene o no un fin de semana largo.
- Cuando te sea natural decir que NO a casi todo porque sabes que no aporta a tu visión de largo plazo.
- Cuando sientas que ya no estás encajando en el círculo social donde antes eras bienvenida.
- Cuando ya no tengas tanta necesidad de pelear contra el mundo ofendiéndote por las ideas que antes herían tu sensibilidad y que ahora ya no provoquen en ti sino una reflexión profunda y un plan de acción.
Si tienes miedo a ofender a los demás, a dejar atrás tus viejos hábitos y adoptar nuevos, a vaciar tu taza como dice la fábula y a abrazar la incomodidad que implica forjarte una nueva vida, no alcanzarás la velocidad necesaria para desanclarte de tu situación.
¿Te convencí de que necesitas un cambio radical en tu vida y ajuste de actitud? ¿Estás dispuesto a dejar atrás la pobreza?
Ya que iniciaste tu camino para vencer la pobreza mental ¿Qué hacer?
Continuará...