Conozco un consultor que según esto le enseña a sus clientes a construir un imperio comercial y dice que uno de sus objetivos personales es ser el mejor consultor del mundo.
Aquí el problema a resolver es qué significa ser el mejor consultor del mundo.
¿El que tiene más clientes y gana más?
¿El que les genera más dinero a sus clientes?
¿El que les ahorra más dinero a sus clientes?
¿El más famoso?
Por lo que a mi amigo le recomiendo que primero defina qué significa ser el mejor consultor del mundo. Digo, para que sepa si ya lo logró o no.
Luego sería bueno que se mudara porque despacha desde un pueblito en Michoacán. Va a ser muy difícil que utilice esa ciudad como plataforma global.
Está bien que tengas objetivos audaces.
De hecho, los aplaudo. No venimos aquí a pensar en pequeño. Pero también hay que ser estratégicos y conscientes del contexto desde donde partes.
Por ejemplo Elon Musk quiere conquistar Marte. Y le creo.
Le creo porque es multimillonario, famoso, vive en Estados Unidos, tiene un cerebro privilegiado y ya tiene un historial de empresas exitosas. Él puede decir voy a colonizar otro planeta y el mundo se lo toma en serio. Porque tiene las cartas como diría mi amigo Donald.
Ahora imagina que Elon fuera un empresario con una fábrica mediana de embutidos en Ecatepec, y dijera lo mismo.
No te rías… pero tú tampoco le creerías.
No es que esté mal soñar en grande ni imposible lograrlo desde un lugar pequeño, pero si quieres proyectarte globalmente, el contexto sí influye. El tema no es solo cuestión de talento, sino el acceso a oportunidades, exposición, networking y recursos.
Hay que ser congruentes y ecuánimes con nuestras posibilidades.
Solo así un gran objetivo deja de ser un slogan… y empieza a convertirse en un plan.
- Yuban.