No todo lo que dice magia es mágico.
No suelo comprar cursos de servicio al cliente que lleven en el nombre “al estilo Disney” y similares.
El problema es que los instructores que dan este tipo de cursos solo tienen 2 fuentes: han ido a Disneylandia de vacaciones alguna vez y leyeron el libro Disney y el arte del servicio al cliente. Ah y tal vez son fans de las pelis. Pero eso es todo. Nunca han trabajado en Disney ni se han certificado directamente con ellos para ser instructores de su modelo, ni han sido ejecutivos de la empresa.
No es que todo esté perdido, claro que te llevarás 2 o 3 buenas ideas para tu lavandería o tu autolavado, pero estas personas no tienen la experiencia directa de trabajar en Disneylandia y puedes estar seguro que solo leyeron el libro, pusieron las mejores ideas en una diapositiva y se pusieron a vender un curso.
De hecho, desde que en su website dice que “en este curso, el participante aprenderá a...”, -uff, tan solo con escribir esto ya me dio flojera- ya puedes intuir que se trata de otro curso tradicional entre tantos disponibles.
Mi problema con esto, es el engaño al usar nombres de marcas de prestigio para venderte un curso sin contar con algún tipo de certificación directa ni la experiencia real en la empresa, más bien parecen ser ofertas engañosas.
La experiencia debería empezar por lo menos con una página web atractiva, divertida, emocionante, mágica ¿no lo crees?
No creo que te enseñen a crear la verdadera magia al estilo Disney porque no conocen las entrañas de lo que exige tal afirmación, con esto no digo que el curso sea necesariamente malo, tal vez sea súper, pero entonces ¿porqué no crear un concepto propio?
Es cierto que el marketing emocional juega un rol importante al captar la atención y conectar con las personas, pero cuando la propuesta se basa únicamente en ese encanto y colgándose de otras marcas sin respaldar esa experiencia, pongo en duda la autenticidad del curso.
- Yuban