No hagas correctamente las cosas incorrectas.
¿Tus actividades te están ayudando a alcanzar tus metas?
Mariana se abrochó bien sus tenis.
Hizo sus estiramientos.
Subir 700 escalones en el menor tiempo posible era su reto.
Al entrar al edificio, recordó sus años en la escuela y todos los obstáculos que tuvo que vencer para llegar a ese momento. Arriba estaría la prensa esperando para cubrir de gala la edición dominical con semejante proeza.
Al llegar las 10 de la mañana, hora pactada para dar inicio a lo que marcaría su nueva vida, saltó directamente hacia los primeros escalones con eficiencia nunca antes vista, producto sin duda de sus entrenamientos y dedicación.
Al acercarse al último trecho de escalones, ya con la energía drenada pero con el espíritu extasiado, le extrañó no escuchar el barullo de los periodistas preparando sus cámaras para captar el momento.
De hecho no había nadie. Nadie la esperaba.
Mariana se había equivocado de edificio.
Ignoro si algo así ha pasado alguna vez.
Metafóricamente hablando ha pasado muchas veces.
→ Estudiantes estresados para sacar dieces en sus clases y esperando su titulación para por fin iniciar su proyecto que quién sabe si dará resultado.
→ Emprendedores echando toda su carne al asador. Diseñando su logo, registrando su marca, decorando la oficina con muebles finos contemporáneos e invirtiendo todos sus ahorros en productos/servicios que el público no quiere.
→ Equipos de marketing invirtiendo tiempo y dinero ejecutando costosas investigaciones de mercado para finalmente malinterpretar los resultados.
En fin, emprendedores haciendo correctamente las cosas incorrectas.
Piénsalo así: lavar tu auto no te ayudará a llegar a tu destino.
Conducirlo sí lo hará.
Podrás esmerarte para encerarlo, pulirlo, aspirarlo, revisarle el aceite, ponerle aire a las llantas, colocarle un cubre volante, etc., y está bien, pero ninguna de esas actividades hará que llegues a tiempo a tus clases de guitarra.
Sí, ya te escuché. No es que no sea importante revisarle los niveles y asegurarte que es seguro de conducir y no será un peligro para ti o alguien más, sin embargo me mantengo en el dicho, si quieres llegar a tu destino los indicadores que realmente te interesa que se muevan es el de la velocidad y el de kilometraje.
Muchas actividades te mantendrán ocupado y te harán pensar que estás avanzando pero la realidad es que básicamente seguirás metafóricamente en la cochera. Todo muy bonito pero los indicadores relevantes seguirán igual. Nuevamente, por supuesto que tienes actividades por hacer como tener tus documentos en orden, tus impuestos pagados en tiempo y forma, reglamentos al día, reportes, etc., pero ninguna de estas actividades pondrán más dinero en tu bolsa ni en la cuenta de banco de tu negocio.
Velo así, un cliente no te va a dar su dinero y nadie te invitará a proyectos solo porque tu logotipo quedó muy padre o tus reportes son los más completos. De igual manera, la gente no te va a seguir en redes sociales por mucho que analices las estadísticas. ¿Sabes que sí te va a ayudar a mover la aguja? Compartir valor constantemente exponiendo tu cara.
Si tienes claridad en lo que quieres lograr, será más fácil entender cuáles actividades específicas están contribuyendo a acercarte a la meta.
Como siempre te dejo algunas preguntas de orientación:
¿Estas actividades están generando ingresos directos o indirectos para mi negocio? ¿Me están generando a mí nuevas oportunidades?
¿Contribuyen estas actividades a la satisfacción del cliente o a mejorar su experiencia?
¿Estas actividades están aumentando la visibilidad de mi negocio y atrayendo a nuevos clientes potenciales?
¿Estas actividades están ayudando a diferenciar mi negocio de la competencia y a crear una ventaja competitiva?
¿Estoy dedicando suficiente tiempo y esfuerzo a actividades estratégicas y de alto valor que impulsen el crecimiento y el éxito de mi negocio a largo plazo?
¿Estas actividades están abordando los desafíos y obstáculos clave que enfrenta mi negocio en este momento?
¿Estoy recibiendo retroalimentación positiva o resultados tangibles como consecuencia de estas actividades?
¿Estoy ofreciendo soluciones que el público realmente quiere o necesita?
Esta es una conversación difícil. No todos están listos para tenerla ni están dispuestos a retar sus checklists. Yo definitivamente no lo estaba tampoco. Me tomó mucho tiempo entender en primer lugar que 8 horas no son necesarias ni forzosas para lograr lo que quiero; son remanentes de la revolución industrial.
Mi segundo reto fue entender que estar ocupado no es lo mismo que ser productivo. Eso no significa que hago las cosas al aventón o que las dejo de hacer por mero berrinche, por el contrario, comprendí que la verdadera productividad implica asignar tiempo, dinero y energía a las tareas que realmente importan y que contribuyen al logro de mis objetivos. Como escribir esta newsletter, por ejemplo.
Es tiempo de sacar tu auto a pasear, ¿no lo crees?
Yuban.