Tu estilo de liderazgo no debe estar ligado a tu personalidad.
A veces creemos por ejemplo que si eres de personalidad “fuerte”, así mismo debes adaptar tu estilo de liderazgo a ese temperamento.
Esto dificulta que como líder seas capaz de conseguir los mejores resultados de tu equipo.
Porque diferentes situaciones y contextos requieren un estilo de liderazgo diferente.
Independientemente de tu personalidad, el estilo a utilizar es cuestión estratégica.
Y tú eres perfectamente capaz de ajustarte a esas necesidades.
Daniel Goleman, reconocido investigador en las áreas de inteligencia emocional y liderazgo, propone 6 estilos de liderazgo que prometen conseguir resultados, siempre y cuando seas eficiente en su uso y certero en la opción que escojas.
Por lo pronto aquí te dejo los primeros 4:
1. El estilo coercitivo. Coerción: ¡qué mala reputación tiene esa palabra!, y con justa razón. Pero vamos a cambiar un poco la percepción. Imagina a tu hijo o sobrina pequeña a punto de meter un tenedor a un tomacorriente ¿qué le dices? “No, papito, mira, eso no se hace”... Claro que no, ¿verdad? Le gritas ¡Noo!, para provocar que se detenga inmediatamente.
Caso similar después de alguna tragedia como incendio o terremoto, necesitas movilizar a los vecinos con instrucciones directas e imperativas:
¡Silverio, pida una ambulancia! ¡Doña Angustias, traiga esa manguera!
Si nos vamos al terreno de los negocios que es nuestro asunto, si eres el nuevo gerente de área y la empresa está en problemas, ser paternalista y estar siempre buscando consenso no te ayudará a revertir una situación de crisis tan rápidamente como el uso temporal del estilo coercitivo. Y claro, que nada te impida decir por favor y gracias.
2. El estilo autoritario. Aunque en nombre se parece al anterior, realmente lo que se busca con este estilo es que el líder, osea tú, fijes el rumbo de la empresa o departamento. Eso les da claridad a los demás sobre el rumbo y visión pero no les dices exactamente cómo hacerle. Si exageras en dictar misiones y visiones también puedes abrumar a la gente e inhibir su actuar. Básicamente les estás diciendo a las personas vamos para allá, acompañeneme. Usa este estilo constantemente pero con prudencia y autoconsciencia.
3. El estilo afiliativo. Cuando pones a la gente antes que las tareas y objetivos, estamos hablando de un estilo de afiliación – de unión. Permite a la gente comunicarse mejor y compartir ideas sin miedo, es decir, les das toda la apertura para convivir y dialogar.
Muchos líderes abusan de la afiliación porque piensan que es el más inclusivo y “humano” pero nada más lejos de la verdad, es un estilo más como los otros 3 que lees aquí y se utiliza cuando las circunstancias así lo requieran.
Cuando se abusa de este estilo, es posible que muchas situaciones no propicias o acciones de bajo desempeño no se corrijan, dejando pensar que la mediocridad es tolerada, o dejando sin la tan importante retroalimentación a los miembros del equipo en aras de una buena comunicación y compañerismo.
4. El estilo democrático. Aquí buscamos que las personas sean incluidas en las decisiones y eso las hace sentir parte importante del proceso que las afecta. Por ejemplo, cuando el vicepresidente de alguna corporación te indica el cierre de tu unidad de negocios, quizá sea buena idea platicar con el equipo y decirles lo que está pasando buscando entre todos opciones posibles, a menos que quieras una revuelta y hasta demandas de todo tipo.
En resumen:
→ Estilo coercitivo: “Haz lo que te digo”. Usa este estilo en una crisis.
→ Estilo autoritario: “Ven conmigo”. Úsalo si requieres claridad en la visión o fijar un nuevo rumbo.
→ Estilo afiliativo: “La gente es primero”. Úsalo para sanar rencillas o para motivar.
→ Estilo democrático: “¿Tú que piensas?” Úsalo para conseguir consenso o retroalimentación.
¡Hasta el próximo miércoles!
- Yuban González