Si buscas en Google “el activo más importante en una empresa”, encontrarás una respuesta avasalladora:
Las personas.
Pregúntale a cualquier emprendedor o empresaria y te va a contestar prácticamente lo mismo. Solo que en la práctica es más fácil decirlo que hacerlo.
¿Hacer qué?
Poner a las personas primero.
Si consideras que efectivamente esa es la prioridad en tu empresa, te dejo 5 dimensiones a considerar para enriquecer su trabajo y encuentren satisfacción en lo que hacen:
1. Dales variedad en las tareas. Claro, un albañil no necesariamente hará un gran trabajo en la carpintería, pero que tal que ayude de vez en cuando en la bodega o que haga tareas fuera de su “descripción de puesto”. Si lo manejas bien las personas saldrán de su rutina y se sentirán más útiles.
¿Sabes quién nunca se aburría por tener una gran variedad de tareas? Homero Simpson 👇
2. Haz que se identifiquen con lo que hacen. Cuando la gente no alcanza a visualizar los resultados de su trabajo se siente menos motivada. Imagina una persona que todos los días corta una tela pero nunca ha visto la prenda ya terminada. La gente necesita comprender qué parte cumple dentro de un proceso más amplio y complejo.
3. Ayúdales a encontrarle significado a sus tareas. La gente necesita conocer el impacto positivo de su esfuerzo en un contexto mucho más amplio. Debe saber que su presencia significa algo y cambia vidas. Necesitan entender que no están picando piedra sino construyendo catedrales.
4. Dales autonomía. Significa que les des libertad e independencia para que puedan ser responsables de los resultados de su trabajo. Por lo tanto sus éxitos habrán sido gracias a su esfuerzo e iniciativa propia y no por detallados procedimientos que les dio el jefe o porque así decía el manual.
Este punto es de cuidado ya que no todas las personas están listas y capacitadas para tener autonomía. Pueden tomar decisiones que no están alienadas con los valores y cultura de la organización, por ello un buen punto de partida es la retroalimentación y seguimiento cercano.
5. Dales retroalimentación constante. La mejor retroalimentación viene del trabajo en sí mismo. Digamos que si cortas una tela y la mides te das cuenta inmediatamente si te quedó bien o mal. Hay puesto más complejos donde no siempre es claro el resultado del esfuerzo por ser cualitativos, en cuyo caso será necesario retroalimentar. A la gente le gusta saber si va o no por buen camino. ¿Cómo hacerlo?
→ Que la retroalimentación sea objetiva. Despersonaliza y no culpes al individuo.
→ Que sea cercana a los hechos. 15 días después son 15 días demasiado tarde.
→ Con reforzamiento positivo. El ánimo de la persona tiene que quedar arriba y con ganas de mejorar.
No todas las personas necesitan lo mismo. Una persona puede tener claro el resultado de su trabajo pero estar aburrida, por lo tanto dale variedad.
Otra puede estar muy motivada pero no tiene resultados, dale retroalimentación.
Observa bien y dale a cada persona individual el elemento que necesita para sentir mayor satisfacción en su labor.
¡Hasta el próximo miércoles!
- Yuban González