En la historia de tu vida, no eres la víctima.
De orcos, minas abandonadas y arañas gigantes.
Así es. En la historia de tu vida, no eres la víctima.
Eres el héroe. O heroína.
Todos los héroes al final tienen la victoria garantizada. Eso no significa que no pasarán tribulaciones, pérdidas o batallas inesperadas.
Lo ves como ejemplo en todas las películas. Imagina que en el Señor de los anillos, al buen Frodo le confían el anillo único para ir a quemarlo hasta Mordor y durante toda la película va chifle y chifle feliz de la vida. Cuando quiere descansar, descansa y cuando le da hambre enciende un fueguito y asa un conejo delicioso. Después sigue su travesía sin mayores complicaciones hasta que por fin llega al monte del destino, toca la puerta y alguien muy amable la abre de par en par para que haga su trámite. Y se regresa a la comarca.
Uff bueno, ojalá fuera así de sencillo. Aunque también sería una película muy aburrida.
Ni tu vida ni la mía fluyen así de fácil.
Porque hay algo que nadie te dice abiertamente y menos los que te quieren vender algún curso de metafísica o similares: que vivir tiene un costo. Así es. No es suficiente con solo haber nacido para recibir los frutos benditos de la abundancia que el universo tiene para ti. Tienes que impulsar deliberadamente toda una serie de acciones para tener la vida que quieres.
E invariablemente te toparás con problemas autoimpuestos, y otros que la vida misma te impone y que tendrás que superar.
¿Y qué hace un héroe ante los problemas? Lo más sencillo: salir huyendo.
No es cierto. Lo que hace es enfrentar sus demonios, agarrarse de sus fortalezas, reflexionar en su travesía y usar los aprendizajes para adquirir nuevas habilidades para seguir adelante. Si tienes suerte aparecerá un mentor inesperado para ayudar.
Esas frases motivacionales de que cuando la vida te de limones, haz limonada, a mí no me gustan. Hacen un buen post para redes sociales pero dime si alguna vez una frase así ha logrado sacar adelante un proyecto fallido, un problema grave de salud o vencer un proceso de quiebra financiera.
Resurgir de las cenizas como el ave Fénix duele como no tienes una idea. Es un proceso profundo de cambio que requiere que seas implacable.
Y no. La riqueza no es un antídoto contra los problemas. Toda la vida los seguirás teniendo aunque con una cuenta de banco muy gordita tus problemas serán de otra índole. Vamos a llamarles más bonitos.
Así que adelante con tu travesía, sabiendo de antemano que estará llena de risas, dicha y buenos amigos, pero también encontrarás orcos, minas abandonadas, arañas gigantes y otros obstáculos que son inventos tuyos. Al final del día y a pesar de las dificultades, Frodo cumplió su cometido.
Seamos como Frodo.
Yuban.
Como dice una canción: “La felicidad no deja cicatriz”
Gran artículo!
Muy cierto Yuban... por eso todas las grandes historias tienen esa misma estructura que detalla Joseph Campbell en el El Viaje del Héroe, y sin duda es un gran argumento para automotivarnos cuando se necesita a lo largo de las vicisitudes del camino, soy el protagonista, me pasa todo ésto, pero puedo salir adelante y se irá poniendo mejor y mejor... buen artículo! Saludos!