No es que tenga un problema con los planes de negocios.
Me han ayudado mucho a organizar las ideas y ser más preciso en crear la narrativa de lo que será el próximo proyecto.
El plan de negocios está diseñado para ayudarte a pensar mejor, comunicar tu idea, visualizar oportunidades, obstáculos y hasta evitar riesgos. La verdad sigue siendo un documento bastante útil.
El problema radica en la falta de experiencia y objetividad para interpretarlos.
Cuando iniciaba mi empresa de limpieza institucional hace unos 12 años, se hicieron las cosas como se supone deben hacerse:
Investigación de mercado
Estudio financiero
Análisis de la competencia…
En fin, parecía que no había forma de equivocarse.
Una de las conclusiones del documento decía:
Actualmente nuestro nicho de mercado proyectado está desatendido por los grandes consorcios de limpieza... es una propuesta de negocio viable, ya que la empresa es capaz de cumplir los requerimientos de este nicho.
El asunto es que el plan de negocios no dice por qué estaba desatendido y la razón es muy simple.
Ese nicho no era rentable.
El margen de ganancia era demasiado pequeño a pesar de lo que decía el plan y por ello no había competencia. Los demás ya lo sabían, nosotros no.
A pesar de la información disponible, mis socios y yo no alcanzamos a visualizar este gran detalle. Estábamos demasiado entusiasmados por empezar que vimos una oportunidad y nos abalanzamos sobre ella.
Lo siguiente que hicimos al darnos cuenta fue movernos rápidamente al mercado más competido pero con más “peces” para no desaprovechar la inversión ya realizada.
Aquí te dejo algunos de los errores más comunes al escribir e interpretar planes de negocio:
1. Definir mal el problema. Muchas veces definimos el problema como lo primero que nos viene a la mente. “Vender palas europeas de acero inoxidable para que la gente haga hoyos”. Pero imagina que alguien inventa un láser para hacer hoyos con solo tronar los dedos. Adiós negocio de palas. La gente no quiere palas, quiere hoyos. Identifica bien qué problema resuelves.
2. No dejar espacio para la flexibilidad. Cuando un socio dice “eso no viene en el plan de negocios” es una bandera roja. Aunque el plan de negocios puede ser una especie de mapa a seguir, el ritmo rápido del mundo empresarial hace que este documento pueda quedar rápidamente obsoleto. Siempre estén abiertos a discutir abiertamente y no tengan miedo de tirar a la basura el plan de negocio si les quedó chico o se tornó irrelevante.
3. Usar el plan de negocios como excusa. Muchas veces hacemos planes de negocio como pretexto para esconder nuestros miedos para arrancar. “Es que estoy armando el plan” es lo que decimos cuando nos preguntan ¿y tu taquería?
No te pierdas en la redacción porque cada día que le dedicas es un día que alguien más ya está ejecutando.
No pienses que no puedes iniciar un negocio sin un plan de negocios.
Actualmente los emprendedores más ágiles evitan el plan de negocios y lanzan directamente al público “productos mínimos viables”, es decir, una versión de su producto/servicio con las características mínimas necesarias para que funcione y retroalimentarse lo más rápido posible sin tanta inversión.
Con lo que aprenden, hacen ajustes y lo lanzan a un público más amplio ya que se haya validado el interés del mercado. También pueden virar o matar el proyecto.
Más adelante podemos hablar un poco más sobre producto mínimo viable aplicado a pymes.
→ Cuéntame sobre tu proyecto de empresa respondiendo este correo me encantaría conocerte un poco más.
¡Hasta el próximo miércoles!
- Yuban González