Estuvieron a punto de vencerme las sábanas en la mañana.
Me envolvían cómodas y calientitas susurrándome ‘quédate otro ratito'. A su vez, escuché otra vocecita que me decía:
“Al amanecer, cuando de mala gana y perezosamente despiertes, que acuda puntual a ti este pensamiento:
«Despierto para cumplir una tarea propia de hombre (humano)» ¿Voy, pues, a seguir disgustado, si me encamino a hacer aquella tarea que justifica mi existencia y para la cual he sido traído al mundo? ¿O es que he sido formado para calentarme, reclinado entre pequeños cobertores?”
No era mi voz.
Era la del emperador Romano Marco Aurelio a través de su diario personal que ahora conocemos como el libro “Meditaciones”. El estoicismo – de lo que trata el libro - como filosofía de vida nos enseña que los eventos externos no son buenos o malos intrínsecamente, sino que somos nosotros los que le damos algún valor con base en nuestra reacción ante ellos, es digamos, una serie de directrices para poder navegar por la vida con mayor resiliencia y serenidad.
Lo anterior es relevante porque como probablemente ya sabes, la vida presenta constantes desafíos que requieren valentía para ser superados, y alguno de estos momentos aunque no lo creas, puede llevarte a la cima. Piensa en Nelson Mandela y sus 27 años en prisión. No digo que le haya sido fácil, pero imagina que haya cedido a las presiones de su situación, jamás habría logrado la fortaleza mental y emocional para convertirse en presidente de Sudáfrica.
A veces bajo las circunstancias más extenuantes es donde encontrarás la grandeza.
Por eso me gusta el estoicismo.
Y lo practico. En lo posible. No tanto porque busco la grandeza sino por la urgente necesidad de la humanidad de contar con líderes ecuánimes, con temple y visión.
Dependiendo de tu entorno social y el tipo de contenido que consumes, la ruta que te lleva al estoicismo suele ser muy angosta. Casi nadie habla de esta filosofía. Las probabilidades de que te enteres del último accidente carretero muy lejos de tu ciudad son mayores.
Por eso lo quiero poner en tu campo de atención o por lo menos recordarte de su existencia.
Te dejo algunas citas más del libro Meditaciones de Marco Aurelio:
“Elige no ser perjudicado y no te sentirás perjudicado. No te sientas herido y no lo habrás estado”.
“¡Infeliz de mí, dice uno, porque tal cosa me aconteció! No, al contrario: Dichoso yo, porque habiéndome ocurrido esto, continúo sin pena alguna, ni quebrantado por lo presente ni amedrentado por lo venidero. Una semejante desgracia hubiera podido ocurrir a cualquier otro; y éste no hubiera sabido continuar, como yo, sin apenarse”.
¿Más opciones para acercarte al estoicismo? Puedes leer Sobre la amistad, la vida y la muerte de Séneca, o a Epicteto y su Enquiridión.
Si crees que es aburrido leer estos libros “viejos”, busca ‘El obstáculo es el camino’ de Ryan Holiday. Es un excelente comienzo.
Por mi parte, seguido las sábanas están a punto de vencerme.
Pero ya es mi propia voz la que escucho.
- Yuban