Alguna vez en un curso, el co-propietario y gerente operativo de una pyme anotó su nombre en la lista de asistencia:
David Villafuerte Oyente *
El apellido me pareció extraño, y con razón.
Su segundo apellido no es Oyente.
Al parecer lo escribió así a propósito como nota para dejar claro que ese curso no le era necesario ni relevante. Solo iba como "oyente". El curso era para "ellos": el personal operativo.
Y así llegamos a la primera razón por la cual los cursos de capacitación podrían no estar funcionando en tu empresa.
Los mandos medios y directivos rara vez forman parte activa de los cursos.
Piensan que están siendo nobles y cumpliendo con la ley si capacitan constantemente al personal. Pero olvidan una parte importante. Ellos son los principales impulsores del cambio. Y si ellos no dominan las técnicas y herramientas de los cursos, especialmente las relacionadas con las habilidades blandas o soft skills - que son de todo menos blandas - entonces su capacidad de cambio queda truncada.
Los pocos directivos que asisten están ausentándose constantemente para atender llamadas o incluso tomando otro curso al mismo tiempo. Para cuando se reintegran han quedado inexorablemente perdidos.
El segundo error que noto en los directivos es un mal diagnóstico de las necesidades de capacitación.
→ Piden cursos de trabajo en equipo para aumentar las ventas.
→ Uno de motivación para mejorar la puntualidad.
→ Comunicación organizacional para fomentar la innovación.
Eligen los cursos equivocados porque no han diagnosticado correctamente la necesidad y/o porque no tienen claridad sobre cuál es la mejor opción para resolver su problema. Pero espera, hay más.
Muchos capacitadores externos tampoco tienen la suficiente experiencia empresarial o carecen de la asertividad necesaria para decirle al cliente que el curso solicitado no les será útil. Simplemente dicen que sí con tal de conseguir la chamba.
Un tercer factor es la falta de seguimiento. El verdadero cambio no ocurre en la capacitación misma, sino en la ejecución y el seguimiento que se da a lo aprendido a partir de entonces.
Nuevamente, esta responsabilidad recae en mayor medida sobre los mandos medios y directivos. Si ellos mismos continúan con su rutina habitual tomando las mismas decisiones de siempre, incapaces de liderar un cambio profundo y sostenible, entonces la capacitación habrá quedado sin efecto.
Lamentablemente, la culpa por la falta de resultados casi siempre recae sobre el personal operativo, quienes irónicamente son los más dispuestos en impulsar mejoras, por lo tanto, buenos aliados.
→ “Es que no están aplicando lo que se les enseñó en el curso”.
→ “Es que no están haciendo lo que se les dijo ahí”.
Por ello urge profesionalizar también a los equipos directivos.
Urge en las empresas líderes multiplicadores. No reductores.
Las personas en las empresas están subestimadas y subutilizadas debido a la incapacidad de los directivos para sacar lo mejor de ellos y potenciar sus resultados.
La gente ansía verdaderos líderes, honestos, con capacidad técnica y humana, sin pizca razonable de egoísmo. Esto es algo raro de encontrar.
Seamos raros.
- Yuban González